sábado, 26 de mayo de 2012

SEXO, DEPORTE Y ARTES MARCIALES


El concepto de artes marciales, en su concepción originaria o fenomenológica, es el del autoconocimiento y la expresión total del sí-mismo. Por esto, todo entrenamiento de un monasterio o de un maestro a un alumno abarca tanto el cuerpo, como la alimentación, el habla, incluso el sexo, por ejemplo el tantra chino o las prácticas taoístas del sexo.
Es una exploración del ser y esto es vitalidad y fuerza.
Ahora. Occidente tiene un problema con la fuerza, pues está contaminado por el concepto de violencia. De esta manera, la fuerza se confunde con dominio o con poder. Quien es fuerte tiende a volverse ególatra.

Ahora, la sexualidad occidental está también contaminada por el concepto de la violencia, es una sexualidad sin desarrollo, una sexualidad fálica y sublimada. Por esta razón fuerza y sexo se confunden.

El deporte, versión reificada (del latín res, cosa; es decir, cosificar, quitarle sus propiedades individuales) del arte marcial o el arte de la libre expresión, tiende a otorgar a sus practicantes seguidores sexuales. Pero si nos vamos al concepto más profundo, tiende a confundir la seguridad interna del deportista con la libre expresión, que en su sentido primigenio, es "vitalidad y fuerza".
Así, la sociedad fálica idolatra a sus deportistas, es por esto la gran suma de dinero que se aporta diariamente a ellos, o por ejemplo a las superestrellitas de los medios masivos, que sin estar necesariamente en el deporte, sí están en la zona de "confianza y seguridad" que en una sociedad sublimada, ofrece un recipiente donde las fans proyectan sus compensaciones. Es por esto que las mujeres cuando gustan de un deportistas o de un cantante se quieren acostar con él. Todo consecuencia de esta "sublimación"

La libre expresión no es exclusiva, pero es muy difícil alcanzarla pues requiere desarrollo.

De manera que las artes marciales tienen mucho que ofrecer a la experiencia de la sexualidad para dotarla de la libre expresión. Si se lograse suplantar en el corazón del occidental la "falicidad" y la "violencia" (los caminos occidentales para el desarrollo de la fuerza y vitalidad) por la "libre expresión del sí-mismo" o el "desarrollo de sí", el punto de partida sexual otro sería y las consecuencias serían, en este momento, inimaginadas.

Sin haber avanzado en estos caminos mucha distancia, puedo decir que el punto de partida, el centro del sí-mismo, debe empezar por aprender a "flotar", hasta ahí llegó Nietzsche por ejemplo, al punta de partida, los "pies ligeros". Eso es la zona neutral, el comienzo del autoconocimiento. Esa es la primera meta.

En el momento que en cada área de la vida humana, del ser, se inicie esa neutralidad, ese flotar, se puede hablar entonces de desarrollar la libre expresión.

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