Para hacer esta transición, fue necesario encender una linterna con la llama del pebetero para apagarlo, de manera que se le pudiera trasladar al extremo sur del Estadio Olímpico.
Austin Playfoot, quien portó la antorcha en los Juegos Olímpicos de Londres 1948 y 2012, fue el encargado de encender de nuevo el pebetero.
El jefe del comité organizador de los Juegos, Sebastian Coe, salió la víspera al paso de las críticas por la ubicación del pebetero, invisible para quienes pasan fuera del estadio.
"No se concibió como atracción turística", dijo Coe.
La llama permanecerá junto a la campana hasta la clausura de Londres 2012. Algunos visitantes del Parque Olímpico se han quejado de que no pueden ver la flama ni fotografiarse cerca de ésta.
Coe dijo que los organizadores buscaron reproducir lo realizado en 1948, cuando el pebetero se mantuvo dentro del Estadio de Wembley.
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