Los alquileres en algunos barrios de Londres se han llegado a multiplicar por 20 ante la celebración este verano de los Juegos Olímpicos, lo que está obligando a muchos vecinos a abandonar sus actuales viviendas.
Ante la previsión de una llegada masiva de visitantes, propietarios de pisos en distritos como Hackney y Poplar, relativamente cercanos al Parque Olímpico de Stratford (este de Londres), no dudan en aplicar recargos a sus inquilinos o rescindir sus actuales contratos para firmar otros más jugosos.
Los alquileres en Londres son un 64 por ciento más elevados que en el resto del Reino Unido, un problema agravado por los Juegos Olímpicos y del que ya se lamentó, en declaraciones a EFE, el candidato laborista a la alcaldía de la capital, Ken Livingstone, en la reciente campaña de unos comicios en los que el conservador Boris Johnson resultó reelegido.
"Hay muchos caseros irresponsables y el precio de la vivienda en Londres es demasiado alto", señaló Livingstone, que propuso crear agencias inmobiliarias sin ánimo de lucro para asegurar que "ningún londinense gasta más de un tercio de sus ingresos en el alquiler de su vivienda".
Un piso de unos 50 metros cuadrados, que hasta ahora rondaba las
1.400 libras al mes (1.666 euros), puede alcanzar estos días en las inmediaciones de la zona olímpica 6.000 libras a la semana (7.140 euros), es decir, 24.000 libras al mes (28.560 euros).
La situación ha despertado la preocupación en organizaciones no gubernamentales británicas como Shelter, que se ocupa de proteger a personas sin hogar y prestar apoyo legal en litigios relacionados con la vivienda a ciudadanos con pocos recursos.
Según esa organización, la cercanía de los Juegos Olímpicos ha extendido en Londres la "falta de escrúpulos" y las prácticas ilegales para desalojar a familias que no pueden afrontar una subida del alquiler.
A medida que se acercan los Juegos Olímpicos, que se celebrarán del 27 de julio al 12 de agosto, se acumulan los testimonios de personas a quienes se ha urgido a abandonar su casa en un corto plazo.
El español Anxo Cereijo, que lleva diez años viviendo en un apartamento a 20 minutos en transporte público del Parque Olímpico, explicó a Efe que le han subido el alquiler un 50 por ciento, por lo que se verá obligado a mudarse antes del 30 de junio, a un mes de la cita olímpica.
La Asociación Nacional de Propietarios británica recordó, por su parte, que lo más beneficioso para el dueño de una vivienda es encontrar un inquilino a largo plazo y condenó unas prácticas que se han extendido en Newham, uno de los barrios más deprimidos de la capital británica, donde se levanta el Parque Olímpico.
La revolución en el mercado inmobiliario de la zona es tal que el ayuntamiento local se ve incapaz de colocar a las cerca de 21.000 personas que esperan para recibir una vivienda protegida y ha comenzado a buscarles acomodo en otros barrios.
A ochenta días para la ceremonia de inauguración de los trigésimos Juegos de la era moderna, los terceros que se celebrarán en la capital británica, los londinenses se debaten entre el espíritu olímpico y los inconvenientes que genera un acontecimiento de esa magnitud.
La avalancha de visitantes amenaza con dificultar el funcionamiento de Heathrow, el aeropuerto de mayor tráfico de Europa, que en las últimas semanas, antes de que comiencen a notarse los efectos de los Juegos Olímpicos, ya ha sido motivo de polémica por las largas filas que se forman en los controles de pasaportes.
Las previsibles dificultades en el transporte urbano de Londres durante los Juegos hacen, además, que multitud de empresas estén pensando en reducir su actividad durante este verano.
La autoridad del transporte en la capital británica (TFL) advirtió de que las aglomeraciones en el metro llegarán a triplicar el tiempo de algunos trayectos y requirió a los londinenses que busquen rutas alternativas para llegar al trabajo durante los Juegos.
Ante esa perspectiva, muchas compañías han comenzado a organizar las vacaciones de sus empleados en las fechas de los Juegos Olímpicos y permitirán trabajar desde casa a quienes permanezcan en Londres.
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